Se me subió el muerto.

El año pasado me sucedió un fenómeno algo extraño que en mi pueblo es conocido como 'la subida del muerto'. Este fenómeno se caracteriza por la incapacidad de moverte cuando estás dormido y acabas de despertar.

En un par de ocasiones he escuchado a especialistas (o supuestos) diciendo que es algo normal, que tu cerebro libera un relajante muscular a la hora de dormir y que, en ocasiones, el cerebro despierta segundos antes que el cuerpo y eso poduce la sensación de inmovilidad. ¿Será cierto?????

Pues a mí me sucedió eso en dos o tres ocasiones pero no le di importancia porque, según yo, conocía el por qué de esa situación. Como ya lo escribí arriba fue hace un año cuando cambió mi forma de pensar.

Duermo con la cabeza cubierta por una pequeña frazada (sí, como abuelito con frío), no supe qué hora era pero me desperté y tuve la sensación de inmovilidad, conservé la calma y traté de no moverme para evitar entrar en pánico. Mi percepción del tiempo probablemente fue errónea, pero sentí que pasó casi un minuto. Aún sin poder moverme, con los ojos cerrados y cubiertos por la frazada tenía la impresión de que alguien entraba a mi cuarto, nuevamente conservé la calma pensando en una expliacción lógica pero justo en ese momento sentí que algo o alguien presionaba mi pecho, mi primer pensamiento fue que podía ser un gato...

(Cuando mi hermana y yo éramos niños un gato, no sé cómo, se metió a
su cuarto y se echó en su cama. Ella, aún dormida, creyó que era yo y lo
acarició, inmediatamente se dio cuenta que no se trataba de mí y saltó. El
gato salió corriendo.)

...así que encogí con cuidado mi brazo para probar si ya podía moverme, la respuesta fue positiva y saqué una mano por debajo de las cobijas, al tirar un manotazo hacia mi pecho sentí que la presion se liberó. No había nada.

Apenas unas fracciones de segundo después el colchón se hundió en la parte inferior, junto a mis pies como si alguien se sentara por encima de las cobijas. Casi como reflejo solté una patada por debajo de las cobijas y nuevamente no había nada.

Abrí los ojos y aún no sé si la cortina se movía o sólo fue mi imaginación.